Producción de tomates orgánicos en el campo

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Bonnie Cox, Oregon Tilth

Actividades previas a la plantación

Elección del lugar

Los tomates se adaptan a una amplia variedad de condiciones de cultivo, pero las temperaturas bajas y las temporadas de cultivo cortas pueden limitar su crecimiento. Los tomates crecen bien en suelos francos o franco-arcillosos de textura media, pero se pueden cultivar con éxito en muchos tipos de suelo diferentes, desde suelos arenosos ligeros a suelos franco-arcillosos más densos, siempre que el lugar esté bien drenado. Se debe mantener la humedad suficiente para establecer la planta y cultivarla hasta la fructificación. Los tomates crecen mejor en suelos ligeramente ácidos con un pH de entre 6.0 y 6.8. Cultivar tomates en suelos arenosos, que se calientan antes en primavera, fomenta la fructificación temprana. A la hora de elegir el lugar, la necesidad de tener un buen flujo de aire debe equilibrarse con el riesgo de vientos fuertes que doblen las plantas. Un lugar con una buena corriente de aire reducirá los problemas de enfermedades en las hojas y ayudará a evitar las heladas tempranas de primavera y tardías de otoño. Sin embargo, las plantas jóvenes se deben proteger contra los vientos fríos de primavera, por lo que un campo semiprotegido con plantas cortavientos da una protección que acelera la maduración.

Preparación del suelo

Los suelos se deben preparar de forma anticipada incorporando materia orgánica y cultivos de cobertura mucho antes de que se inicie la temporada de plantación.
Si hay un cultivo de cobertura, se lo debe quitar al menos tres semanas antes del trasplante. Para obtener más información sobre esto, consúltese la sección (IV) sobre labranza primaria en el artículo sobre aspectos básicos de la labranza.
En las zonas donde se necesite protección contra el viento, se puede labrar un cultivo de cobertura (sobre todo el centeno, el trigo, la avena o la veza vellosa) en franjas para que haya franjas verticales que amortigüen el viento alrededor de las plantas recientemente trasplantadas. Para obtener más información sobre el suelo orgánico y el manejo de nutrientes, consulte los artículos de eOrganic Pruebas químicas convencionales de suelos en sistemas orgánicos y Fertilidad de los suelos orgánicos.


Los cultivos de cobertura tienen un papel vital en Perrywinkle Farm. Mejoran la calidad del suelo, aportan nutrientes, evitan la erosión, moderan las temperaturas del suelo, conservan la humedad y ayudan a controlar los problemas de plagas, malezas y enfermedades. Este cultivo de tomate se beneficia de una capa gruesa de cubierta orgánica cultivada en el lugar como un cultivo de cobertura de centeno desde el otoño hasta principios de la primavera. No se usa cubierta de paja que no sea del propio campo por miedo a las semillas de maleza. Créditos de la foto: Debbie Roos, Extensión Cooperativa de Carolina del Norte.

Diseño del sembradío

Se usan varios sistemas diferentes de cultivo en la producción comercial de tomates. El diseño del sembradío elegido está orientado por las condiciones del suelo, el sistema de conducción, la variedad y la necesidad de acceso de tractores. Las variables que se deben considerar incluyen el método de siembra (directa o trasplantes), el uso de almácigos moldeados y la distancia entre las plantas.

Siembra directa o trasplantes

La mayoría de los tomates comerciales cultivados en campos se produce a partir de trasplantes; sin embargo, los tomates para industria o los tomates cosechados mecánicamente para mercados de productos frescos a menudo se producen con siembra directa. Para obtener más información, consúltese producción de trasplantes para tomates orgánicos y el artículo sobre aspectos básicos del sustrato para macetas. Establecer un rodal de tomates sano de siembra directa puede ser difícil y exige una mayor cantidad de semillas por acre, lo que aumenta el costo de las semillas. La formación de costras en el suelo por lluvias que se produce después de la siembra puede ser un problema en suelos limosos. Las desventajas de los tomates de siembra directa incluyen una mayor presión por malezas, inversión extra para preparar un semillero adecuado, riesgo de que las semillas se desplacen o se entierren mucho con el riego o las lluvias y la demora en la fecha de siembra en comparación con los trasplantes.

Sistemas de almácigos

Los tomates para mercados de productos frescos suelen producirse en almácigos elevados con cubierta plástica. Los almácigos elevados se calientan antes en primavera, lo que puede mejorar la producción temprana. Los almácigos también facilitan un buen drenaje y pueden mejorar la producción en suelos con drenaje deficiente. Sin embargo, en condiciones secas, los almácigos elevados pueden exigir más riego. Si se usan almácigos elevados con cubierta plástica, se suele instalar un sistema de riego por goteo debajo del plástico para hacer que el agua llegue mejor a las plantas y mantener la integridad de la cobertura plástica. Los almácigos suelen tener de 3 a 8 pulgadas de alto y de 30 a 36 pulgadas de ancho (unos 8-20 cms. de alto por 75-90 cms. de ancho).

Distancia entre las plantas

Hay muchas disposiciones diferentes en términos de distancia entre cada planta y todas ellas pueden dar el espacio necesario para el crecimiento. Para obtener más información sobre sistemas de conducción, consúltese el artículo relacionado:  Sistemas de conducción y poda en la producción de tomates orgánicos. Una prioridad para los tomates para mercados de productos frescos es el tamaño de la fruta, que se mejora con un distanciamiento adecuado. Los productores de tomates para industria buscan maximizar el rendimiento y, con frecuencia, plantan en densidades mayores para lograr una producción total mayor, pero de tomates más pequeños. La población óptima de plantas por acre también dependerá de las características de la variedad:  hábito de crecimiento de la planta, tamaño en etapa de maduración y vigor. La aglomeración de plantas puede generar una fructificación deficiente y retraso en la maduración.

Los tomates para mercados de productos frescos cultivados en campos se pueden plantar en densidades de 3,200 a 5,700 plantas por acre sin estacas o tutores o 2,400 a 3,200 plantas por acre con estacas o tutores. Los tomates para industria que se cultivan sin estacas o tutores se pueden cultivar en densidades de 4,000 a 4,800 plantas por acre. Una regla de oro es dejar una distancia entre cada planta para que las variedades determinadas tengan 9 pies cuadrados (18 pulgadas x 6 pies; o sea, unos 50 cms. x 2 mts.) y las variedades no determinadas tengan 15 pies cuadrados (30 pulgadas x 6 pies; o sea, 76 cms x 2 mts.). La distancia interlineal también dependerá del vigor de la variedad y del nivel de poda que se utilizará.

Distancia recomendada entre plantas para tomates cultivados en diferentes sistemas

Uso final

Hábito de la vid

Distancia interlineal

Distancia en hileras

Para mercados de productos frescos

Vides pequeñas con estacas o tutores

4, 5 o 6 pies (1.2, 1.5 o 2 metros)

De 12 a 18 pulgadas (30-45 cms.)

 

Vides pequeñas sin estacas o tutores

5 o 6 pies (1.5-2 metros)

De 12 a 18 pulgadas (30-45 cms.)

 

Vides grandes

5 o 6 pies (1.5-2 metros)

De 18 a 24 pulgadas (45-60 cms.)

Para industria

Determinada y sin estacas o tutores

5 o 6 pies (1.5-2 metros)

De 6 a 9 pulgadas (15-23 cms.) (planta única)

De 9 a 12 pulgadas (15-23 cms.) (siembra en matas)

Actividades durante la temporada de producción

Manejo del riego

Las raíces de los tomates pueden alcanzar una profundidad de hasta 6 pies (2 metros) si el crecimiento no tiene obstáculos; sin embargo, la mayoría del crecimiento de las raíces se produce en las primeras 24 pulgadas (unos 60 cms.) del suelo. Los tomates también necesitan mucha agua. Un cultivo maduro de tomates puede consumir más de 1 galón (casi 4 litros) de agua por planta al día cuando la radiación solar es alta. Lo más importante del riego de tomates es la uniformidad; el estrés hídrico favorece los trastornos fisiológicos de la fruta, como la pudrición apical y las grietas. Para obtener el máximo rendimiento, se deben mantener niveles de agua adecuados durante todo el desarrollo de la fruta. También es importante evitar el exceso de agua porque los tomates son sensibles a las fluctuaciones extremas de humedad.

Las prácticas agrícolas que aumentan el contenido de materia orgánica del suelo y mejoran su estructura fortalecerán la capacidad de retención de agua del suelo y reducirán la magnitud de cambios en la humedad de este, factores que son importantes para producir tomates comercializables y de alta calidad. La humedad del suelo aumenta directamente con la alta capacidad de retención de agua de la materia orgánica. Además, la materia orgánica actúa indirectamente para mejorar la estructura y la porosidad del suelo. Las cubiertas mejoran las relaciones hídricas de dos maneras:  conservando el agua y reduciendo las fluctuaciones que estresan la planta, y causan grietas y pudrición apical. Las prácticas habituales de agricultura orgánica, como los cultivos de cobertura, las aplicaciones de compost, la labranza reducida y el uso de cubiertas orgánicas, mejoran la estructura del suelo y reducen las fluctuaciones en la disponibilidad de agua de las plantas. 

La cantidad de agua debe variar según el clima, el tipo de suelo y el tamaño de las plantas. Como promedio, los tomates consumen entre 1 y 1.2 pulgadas (2.54-3 cms.) de agua a la semana. Los sistemas de riego que se usan en la producción de tomates incluyen la inundación de manto y surcos, la aspersión (o rociadores) y el goteo. El riego por inundación es el que menos equipo requiere, pero también es el menos eficiente en términos de uso del agua. Se usa principalmente para plantaciones a gran escala. El riego por aspersión o rociadores se usa a veces, pero mojar las frutas y las hojas y la salpicadura de agua del suelo al follaje aumenta el riesgo de enfermedades. El riego por goteo aporta directamente a las plantas la humedad necesaria de forma eficaz y a una tasa más constante comparado con el riego por aspersión o rociado, pero los costos de material y la mano de obra son mayores. Los sistemas por goteo también reducen el crecimiento de malezas si las líneas de goteo se colocan cerca de las plantas. Incluso en zonas con lluvias en la temporada de producción de tomates, el acceso al riego es necesario para evitar variaciones extremas de humedad que puedan dañar las frutas, sobre todo durante su desarrollo. 

Problemas relacionados con el mal manejo del agua

El estrés producido por la humedad puede causar muchos problemas fisiológicos en los tomates. En la floración, puede hacer que los brotes aborten sin cuajar. Las fluctuaciones de humedad o el estrés producido por humedad durante el desarrollo de la fruta afectan la absorción de calcio de las raíces, lo que produce una alta incidencia de pudrición apical. Las fluctuaciones extremas de humedad durante el crecimiento de la fruta también aumentan los problemas de grietas porque las capas internas de la fruta se expanden más rápido que la superficie, lo que hace que la piel se abra en grietas radiales o concéntricas. El riego intenso o las lluvias intensas después de una sequía larga también generan grietas.  Los períodos prolongados de humectación foliar y las salpicaduras de agua del suelo al follaje y a las frutas promueven la aparición de enfermedades, como la roya temprana y tardía y la antracnosis.

Mejoría del sabor mediante el manejo del agua

Algunos agricultores deciden generar un poco de estrés hídrico en las plantas durante el desarrollo de la fruta para mejorar su sabor. Dar entre un 60% y un 80% de la necesidad normal de agua durante la fructificación puede intensificar el sabor. Manejar el agua de esta manera es una herramienta útil en el caso de los tomates para mercados de especialidad, como los tomates cultivados para secar al sol.  Los tomates cultivados para industria suelen recibir menos agua en las últimas etapas del desarrollo de la fruta para aumentar el contenido de sólidos solubles.

Polinización

Por lo general, los tomates cultivados en campos son polinizados por el viento y, en menor medida, mediante la actividad de abejorros; por lo tanto, los productores agrícolas no suelen considerar que la polinización de tomates en cultivos de campo sea un problema tanto como lo es en la producción de tomates en invernaderos.

Actividades durante y después de la cosecha

Los días para la maduración varían según la variedad y las condiciones del cultivo. La mayoría de las variedades de tomate produce frutos maduros entre 70 y 125 días después de haberse plantado. A modo orientativo, los tomates generalmente maduran entre 6 y 8 semanas después del cuajado de la fruta, pero eso varía según la región. Estas son las etapas de maduración del tomate que se reconocen habitualmente:

  • Verde no maduro:  las semillas no están del todo desarrolladas, no hay tejido locular alrededor de las semillas, el color de la fruta es verde pálido y la pulpa es dura.
  • Verde maduro: la fruta está totalmente desarrollada, el color verde claro del extremo del brote ha pasado a tener un tono verde amarillento, las semillas están rodeadas por tejido locular y la pulpa es dura.
  • Pintón: alrededor de un cuarto de la superficie en un extremo del brote muestra algo de color rosa.
  • Rosa: alrededor de tres cuartos de la superficie es rosa y la pulpa es firme.
  • Totalmente maduro: la fruta está casi toda roja o rosa y la pulpa todavía es firme.
  • Pasado: toda la fruta tiene un color intenso y la pulpa es suave.

El momento de cosechar dependerá de cómo se maneja y se usa la fruta. Los tomates para mercados de productos frescos para consumidores locales pueden cosecharse cuando están rojos, mientras que los que se transportarán a grandes distancias se deben cosechar en la etapa de verde maduro o pintón.

Los productores orgánicos que comercializan directamente con los consumidores a menudo cosechan la fruta ya madura de la planta. En general, se acepta que la calidad del sabor del tomate es la mejor si se cosecha cuando está entre rojo claro y rojo fuerte. La fruta madurada en la planta tiene mejor aspecto y sabor, pero es más delicada para transportar.

Por lo general, los tomates cultivados de forma tradicional que se venden en los mercados mayoristas se cosechan en la etapa de verde maduro y se maduran con gas etileno durante su almacenamiento. Sin embargo, en los sistemas de producción orgánica, el uso de gas etileno no está permitido para la maduración de tomates; solo se puede usar para la maduración posterior a la cosecha de frutas tropicales y el desverdizado —maduración posterior a la cosecha— de cítricos. Los tomates producen etileno naturalmente, y los tomates verdes maduros maduran solos a 70° F en 14 días o a 55 °F en 28 días (entre 21 y 13 grados Celsius, respectivamente). Los tomates se pueden madurar en cajas de cartón abiertas y bien ventiladas que se controlen con frecuencia para quitar rápidamente los tomates en descomposición. Para almacenar tomates verdes maduros, las temperaturas deben estar entre 55 °F y 70 °F (13-21 grados Celsius).

Cosecha

La cosecha de tomates para el mercado de productos frescos casi siempre se hace a mano, aunque, en campos grandes, se pueden usar dispositivos mecánicos de cosecha para trasladar a los trabajadores por las hileras o poner las frutas en contenedores para productos a granel. Los tomates más maduros cosechados en la etapa de rosa se deben manipular con cuidado y empacar en el campo para evitar que se dañen. Si la fruta se cosecha con el cáliz, se debe prestar atención para no perforar los tomates de alrededor con el extremo puntiagudo del tallo.

En el campo, los cosechadores deben sacar las frutas podridas de las plantas y llevarlas fuera del campo para evitar la contaminación de frutas sanas de alrededor y del suelo del campo. La fruta no se debe cosechar húmeda porque la humedad aumenta la acumulación de calor y promueve la aparición de enfermedades. Estos principios de sanidad son especialmente importantes en la agricultura orgánica porque el productor orgánico tiene menos opciones de control una vez que aparece la enfermedad. La prevención, incluyendo las prácticas de sanidad recomendadas, es un componente importante del control de enfermedades en plantaciones orgánicas.

El buen manejo del campo durante la cosecha es fundamental para empacar un producto de alta calidad. Los tomates en la etapa de pintón o más maduros son propensos a magullarse cuando se los manipula. Las cuadrillas de cosecha deben poner los tomates con cuidado en contenedores de recolección y evitar que se caigan. Si la fruta cae desde una altura de más de 6 pulgadas en una superficie dura, pude sufrir magulladuras internas que no son visibles hasta que la fruta se corta y se abre. Los tomates magullados sufren una descomposición del tejido celular interno por exceso de agua. Los tomates dañados son propensos a la invasión de organismos que producen enfermedades que descomponen el tejido de la fruta.

Las magulladuras y otros tipos de daños se pueden evitar mediante una manipulación cuidadosa durante la cosecha y después de ella. Los contenedores de recolección se deben descargar con cuidado para evitar que la fruta se golpee. No se deben sobrecargar, ya que el peso de los tomates de arriba puede comprimir y dañar los tomates que están abajo. Los tomates cosechados se deben poner a la sombra para evitar que se calienten antes de su manipulación en la planta de empaque. Los tomates que quedan al calor del sol durante apenas una hora pueden estar hasta 25 °F (unos 4 grados Celsius bajo cero) más calientes que la fruta que se guarda a la sombra (Hurst, 2006), y la fruta con exceso de calor es más propensa a descomponerse.

Al final de cada día de cosecha, se deben limpiar y desinfectar todos los contenedores de recolección para evitar la propagación de organismos patógenos a la cosecha del próximo día. Los contenedores deben enjuagarse con agua para eliminar la tierra y los residuos del campo y luego lavarse con una solución desinfectante. Consulte el artículo relacionado Químicos aprobados para uso en sistemas de poscosecha orgánicos para obtener más información sobre este tema y directrices de uso.

Manejo postcosecha

La calidad del tomate después de la cosecha será tan buena como su calidad durante su desarrollo en el campo. La calidad postcosecha no está determinada solo por el manejo posterior a la cosecha; hay muchos factores precosecha que tienen grandes efectos en la calidad final de la fruta. Consulte el artículo relacionado Influencia de factores precosecha en la calidad postcosecha para obtener más información.

Cuando se transporta los tomates fuera del campo, se los puede lavar y secar antes de clasificarlos y empacarlos. Manipular la fruta con cuidado en todas estas etapas es fundamental para reducir las pérdidas.

Daños en los tomates

Si la fruta se daña mecánicamente, es más propensa a la invasión de organismos que causan descomposición. Las magulladuras son el tipo más habitual de daño en los tomates, pero los cortes, los agujeros, las cicatrices y los rayones también se producen por una manipulación deficiente. Los agujeros son muy frecuentes cuando el tallo de un tomate rompe la superficie de otro. Los rayones y las cicatrices se producen cuando los tomates se frotan contra superficies duras de contenedores, cajas y cintas de selección sucias. Los tomates empacados de forma ajustada incluso pueden rayarse entre sí por el frotamiento reiterado, sobre todo si están sucios. En los tomates con rayones y cicatrices se producen marcas y oscurecimiento a medida que el tejido lesionado se seca.

Si se usa un sistema mecanizado en la planta de empaque, se debe analizar cada paso para evitar que la fruta se golpee cayéndose, se tire y se apriete. Si es necesario dejarla caer, se deberán usar almohadillas de goma espuma de 1 pulgada (2.5 cms.) de grosor para reducir considerablemente los daños. Se deben evitar las caídas desde una altura de 6 pulgadas (unos 15 cms.) o más. Dejar caer la fruta en agua en lugar de en una superficie sólida también puede ayudar a reducir las magulladuras.

Lavado y secado de tomates

Lavar los tomates con una solución desinfectante elimina el polvo y otros residuos y reduce la incidencia de pudrición postcosecha, como la antracnosis, pero se debe tener cuidado con el agua de lavado para evitar la contaminación de patógenos que se transmiten por el agua.

Los tomates se pueden lavar con un chorro de agua o sumergiéndolos en un tanque de agua. Al lavarlos, se debe prestar atención en calentar el agua a una temperatura varios grados por encima de la temperatura de la pulpa de la fruta. Esto evita la contaminación interna de la fruta por patógenos que se transmiten por el agua; el uso de agua más fría hace que los espacios de aire de la fruta se estrechen y eso crea un vacío que absorbe el agua mediante la cicatriz del tallo. Protegidos en la cavidad interna de la semilla, los patógenos estarían seguros contra la acción de desinfectantes de superficie. Los patógenos también pueden entrar en los tomates si estos se sumergen a mucha profundidad o durante mucho tiempo en el agua al lavarlos. Se debe evitar sumergir los tomates a más de 12 pulgadas (unos 30 cms.) o durante más de 1 minuto.

En general, el agua de lavado se mezcla con un desinfectante autorizado para producción orgánica (cloro, ozono, ácido peroxiacético, etc.) para reducir la posibilidad de que contenga patógenos que podrían infectar la fruta. Consúltese el artículo relacionado Químicos aprobados para uso en sistemas de postcosecha orgánicos para obtener más información. Si se usa un tanque de lavado, se debe mantener el agua sin polvo y sin residuos para aumentar la eficacia del desinfectante.

Los tomates se pueden secar con un paño seco, al aire o, para operaciones más grandes, con un secador de aire comprimido. Hay que asegurarse de que los tomates lavados estén totalmente secos antes de empacarlos para evitar las enfermedades durante el almacenamiento y el envío.

Selección, empaque y enfermedades postcosecha de los tomates

Normalmente, los tomates se seleccionan o se clasifican por tamaño y calidad. Los tomates dañados, en descomposición o con grietas deben separarse o descartarse.

Los tomates pueden tener muchas enfermedades postcosecha, incluyendo la pudrición por alternaria (Alternaria alternata), el moho gris o Botrytis (Botrytis cinerea), la pudrición pilosa o por Rhizopus (Rhizopus stolonifer) y la pudrición agria (Geotrichum candidum). La pudrición bacteriana producida por la subespecie Erwinia puede ser un problema grave si no se implementan las prácticas recomendadas para la cosecha y la desinfección de la planta de empaque. Los cortes, los tallos y las cicatrices de los tallos son posibles puntos de entrada de patógenos y organismos que producen la descomposición, por lo que la fruta con cortes se debe descartar de inmediato. (Boyette y otros s. f.)

Estudios de caso de producción de tomates orgánicos

Para leer estudios de caso de producción de tomates orgánicos, consúltense los siguientes enlaces:

Bibliografia

Recursos adicionales

Published January 11, 2022

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